En el ámbito de la actividad vitivinícola, tomar las decisiones correctas nunca ha sido fácil. Aún así, los acontecimientos de los últimos años han sometido a la actividad empresarial a una presión sin parangón. Dejando atrás las consideraciones debidas a la pandemia, los retos relacionados con el clima no harán sino crecer, con la existencia de fenómenos meteorológicos extremos que afectan ya a las condiciones de cultivo en muchas regiones. Con estas mimbres, el desafío constante de elaborar un vino excepcional de forma coherente año tras año sigue estando ahí.
Si bien la percepción sensorial siempre ocupará un lugar céntrico a la hora de tomar decisiones, el análisis rápido de la calidad del vino añade una nueva y valiosa perspectiva que ayuda a mejorar la calidad y la actividad empresarial. Al igual que una copa de vino sostenida a la luz puede aportar información muy valiosa al ojo bien entrenado, una pequeña muestra de vino analizada con un instrumento fácil de usar en menos de un minuto proporciona toda suerte de datos que darán a los enólogos un control absoluto sobre el proceso de elaboración del vino.
Disponer de datos analíticos permite tomar mejores decisiones a lo largo del proceso de elaboración del vino, lo que redunda en una calidad más sistemática y, en última instancia, en una mejora de la actividad empresarial a través de la mejora de la marca y del aspecto económico. La tradición, respaldada por unos datos analíticos fiables, es una asociación única que sienta las bases para alcanzar unos niveles de calidad del vino aún más altos en toda la industria.