Desde antaño, la molienda de harina ha tratado de equilibrar con destreza los estándares de calidad tradicionales con las realidades prácticas de oferta y demanda. La crisis del coronavirus y su impacto en la demanda de los consumidores es solo un ejemplo. Al igual que la disponibilidad de materias primas de calidad ante los retos climáticos y de la cadena de suministro.
En esta situación, la tecnología proporciona la ventaja necesaria para prosperar en un mundo conocido por sus estrechos márgenes de beneficio. Entre las opciones del procesado de harina para los molineros, las soluciones analíticas rápidas, fiables y fáciles de usar proporcionan los conocimientos necesarios para alcanzar nuevos niveles de eficiencia operacional, conforme a los altos estándares que controlan la compra final.
Las medidas de parámetros de calidad, como la ceniza, la proteína y la humedad, ayudan a garantizar las propiedades de horneado y almacenamiento y, en última instancia, la reputación de la empresa gracias a la homogeneidad de los productos entregados elaborados con el menor coste posible. Además, los recientes avances en la tecnología analítica, incluida la instrumentación, la conectividad y el software, hacen que las soluciones analíticas sean más accesibles que nunca. Sin olvidar que también son más rentables que nunca.
Los conocimientos añaden valor