Dada su larga vida útil y la facilidad de transporte, la leche en polvo se ha convertido en una exitosa materia prima global en nuestras cadenas de suministro alimentarias cada vez más complejas.
El mercado en auge espera que los productores procesen la leche en polvo mientras cumplen con las estrictas especificaciones de calidad del comercio internacional. Véase así la norma del Codex Alimentarius CXS 207-1999 para las leches en polvo y la nata (crema) en polvo. Además de cumplir con las especificaciones de parámetros de control clave, como la humedad y la proteína, la integridad del producto y una producción sostenible son cuestiones que preocupan cada vez más a los productores y consumidores de leche.
Con la capacidad de ser más precisos en el proceso, el área de estricto control del procesamiento de la leche en polvo es muy gratificante en aspectos de calidad o reducción de desechos, así como en el uso óptimo de materiales y recursos. La proteína, por ejemplo, se puede controlar minuciosamente en el procesado del polvo con lactosa o impregnado mediante la ultra-filtración y la estandarización de la leche entrante al inicio del proceso de producción. Asimismo, el contenido de humedad del polvo se puede supervisar detenidamente durante el secado evaluando la calidad y un uso racional de los recursos empleados.